El público llegó con expectativa al Teatro Municipal. Había ganas de escuchar y disfrutar. Estaba el deseo de recordar una época clave en la historia de la música nacional. Por eso, cuando Silvina Garré y su banda subieron al escenario, los aplausos de bienvenida generaron un gran clima.

Desde la primera canción todo comenzó a ser mágico, sintiéndose en el alma el encuentro con una expresión artística encantadora.

Enseguida, se apreció el talento de una mujer que ama cantar y conmueve porque interpreta himnos que llegan directo al corazón. Fue imposible no emocionarse. La voz cautivante y el mensaje profundo de las letras magnetizaron un momento único para siempre. Y también la noche se volvió inolvidable por el protagonismo de los espectadores que vitoreaban y coreaban, demostrando el afecto y el reconocimiento. Así, la ovación se repitió una y otra vez. Entonces, desde las butacas se pidió a viva voz el regalo de otras canciones. En el final llegó el agradecimiento por tanta entrega, brillo y sensibilidad de los artistas.