En algunos países hispanoamericanos, se sustituye ahorca por ahoga. Pero apretar se aprieta siempre. Y siempre es Dios el que lo hace. El mismo que (siempre también) te saca de la hora oscura y provee de aquello que se necesita para seguir adelante, ya sin apretadas ni aprietes.
Comentarios
¡Sin comentarios aún!
Se el primero en comentar este artículo.
Deja tu comentario